Las actividades comenzaron el pasado 16 de mayo, con motivo del Día internacional de los museos, con una conferencia titulada “La pintura pensada y sentida de Manuel Moral” que fue impartida por el profesor y crítico de arte Carlos Delgado.

Asimismo, el día 18 de mayo, en el Centro Cultural de Torredelcampo, el también profesor y crítico de arte contemporáneo, Fernando Rincón, pronunció otra conferencia que bajo el título “Manuel Moral, una vocación plástica”, realizó un recorrido póstumo por la vida y obra del artista torrecampeño. Tras la conferencia, se proyecto un documental realizado por la familia del artista con música original de Raimundo Moral, uno de los nietos del pintor.

Previamente a la conferencia, el alcalde de Torredelcampo evocó al artista y su obra. Blas Sabalete agradeció a la Diputación Provincial su sensibilidad con la figura y obra del artista local. “El maestro Manuel Moral es un símbolo vivo para nuestra villa. Él, mejor que nadie, representa muchas de las características del ser y el sentir torrecampeño. Su vida fue y sigue siendo un ejemplo a seguir. El maestro Manuel Moral personifica un compendio de virtudes, pero sobre todo simboliza al espíritu inquieto e innovador que caracteriza a los torrecampeños”, aseguró el alcalde.

Una vez finalizado el acto, el público asistente visitó la Sala-Museo Manuel Moral habilitada en el Centro Cultural de la Villa de Torredelcampo, en la que se exhibe parte de la obra más personal del artista, así como objetos y material de trabajo del pintor. La sála fue inaugurada en el año 2004, con motivo de la conmemoración del 200 aniversario del Nombramiento de Torredelcampo como Villa.

A lo largo de todo este año se tienen previstas distintas actividades culturales y didácticas para conmemorar el centenario del nacimiento de Manuel Moral Mozas, “El Hornerillo”.


MANUEL MORAL, UNA VOCACIÓN PLÁSTICA

A través de los años, la figura de Manuel Moral, un hombre integrado y fundido con su obra, destaca como la de un artista completo en la más pura tradición de intereses humanísticos. Su persona, en los tiempos del positivismo materialista, recuerda la integridad de quien no dudó en afrontar la pasión que en él nació de forma espontánea contra la lógica del tiempo.

Siempre vivió con la forma y un día la Pintura le invadió, despertando en su interior una obsesión que habría de ocuparle hasta el final de sus días. El mundo se sorprendió entonces, igual que hoy nos complacemos con su encuentro quienes en aquellos años no éramos más que niños. Su afortunada presencia supuso en España un soplo de aire fresco, convirtiéndose en uno de los primeros pintores naïf y desarrollando, durante doce años, una fecunda labor que le llevó a realizar casi un millar de obras entre pinturas y tallas de madera.

Su generosidad, su lado humano y su constante labor nos remiten al fondo de una pintura basada en la autenticidad por encima de los convencionalismos academicistas, imponiendo la experiencia de un encuentro jovial entre el paisaje y la tabla. Fijando, casi con obsesión, la tierra que tanto amó en unos óleos que se encuentran con la luz y las tradiciones, con los olivares y las pequeñas historias, delimitando una impronta imborrable.

Es precisamente este recuerdo imperecedero de Manuel Moral el que facilita nuestro encuentro, gracias al legado que para la Sala Museo de Torredelcampo donó su familia, incluso más allá de los años que compartió con nosotros.

Sus cuadros, sus tallas y otros objetos que le fueron tan personales, dibujan cada día una presencia que acompaña al visitante. El Arte volvió a obrar el milagro de la memoria y el tiempo, reuniéndonos, alrededor de una figura tan sencilla como sorprendente, para reconocer y soñar con sus obras un mundo del que sentirnos parte.

Fernando Rincón.